Santa Laura de Santa Catalina
Nací en 1874 en Jericó, Colombia. Cuando yo tenía 2 años, mi padre fue asesinado defendiendo su país y la familia quedó en la pobreza extrema. Me enviaron a vivir con mi abuela. Sufrí mucho, porque sentí que me había quedado "huérfana". A medida que crecía, busqué refugio en Dios, especialmente a través de la meditación y la Eucaristía. A la edad de dieciséis años, comencé a recibir capacitación para convertirme en maestra de escuela primaria, a fin de ayudar económicamente a mi familia. No sólo enseñé a los niños el conocimiento académico, sino también los valores del Evangelio. Mientras tanto, me sentí atraída por la vida religiosa de las monjas carmelitas. Después de un tiempo, decidí ayudar a la población indígena en América del Sur y formar parte de su cultura. Yo quería aniquilar la discriminación racial hacia ellos. Entonces, junto con otras cuatro mujeres, me fui a vivir entre los indígenas. Con la asistencia de nuestro obispo, se fundó la congregación religiosa de los “Misioneros de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena”. Me llamaron Madre Laura y ayudé a las niñas a comprender mejor su vocación en la vida. Morí en 1949 después de una larga enfermedad.