San Agustín
Nací en Tagasta, en la actual Algeria. Mi padre, Patricio, era un oficial romano y un terrateniente. Estaba casado con mi madre, Mónica, que luego se convirtió en santa. Ella era cristiana y mi padre era pagano. Ella rezó para que todos nos conviertiéramos al cristianismo. Su oración fue escuchada, y mi padre recibió el bautismo en su lecho de muerte. A pesar de la bondad y el amor de mi madre, yo resulté un chico complicado. Tuve muchos amoríos, incluso engendré un hijo, Adeodato. Buscaba la verdad y probé distintas convicciones y religiones. En Milán conocí al obispo Ambrosio. Su manera de explicar las cosas me conmovió profundamente y decidí convertirme al cristianismo. Este fue un momento glorioso para mi madre, quien había estado rezando porque yo estaba en el mal camino. En los siguientes treinta años aproximadamente escribí muchos escritos que ayudaron a las personas a entender a Dios y cómo tener una relación personal con Él. Finalmente, fui nombrado obispo de Hipona, en la actual Algeria, y allí fallecí en el año 430.